La comida chatarra gana la batalla,
por ahora
El proyecto de ley para incluír etiquetado en ciertos
productos alimenticios con información sobre sus riesgos superó el debate de la
Cámara, pero llegó el vacío de contenido: no habrá etiquetas.
La lucha contra la obesidad
infantil se ha convertido en una preocupación mundial. En los últimos 40 años,
el número de niños con sobrepeso en
el mundo se ha multiplicado por diez y cada año causa la muerte de más de 2,8
millones de personas por enfermedades asociadas, indica la Organización Mundial
de la Salud. (OMS).
En Colombia, la cifra también ha
alcanzado carácter de epidemia: el 24,4 % de los menores entre los 5 y los 12
años padecen sobrepeso y más de la mitad de los hogares colombianos tienen un
acceso insuficiente e inadecuado a los alimentos necesarios para una vida
saludable.
A pesar de los datos alarmantes,
los productos alimenticios en Colombia seguirán sin incluír, por el momento, un etiquetado especial que alerte sobre
la presencia excesiva de azúcares, sodio
y grasas saturadas en ellos, nutrientes
nocivos para la salud en altos porcentajes. Una medida que contemplaba el
proyecto de ley conocido coloquialmente como ´ley de comida chatarra´ cuyo objetivo era el de reducir la ingesta de
alimentos ultraprocesados y dar información al consumidor sobre lo que se lleva
a la boca cada vez que come o bebe.
A principios de mes, la plenaria
de la Cámara de Representantes aprobó en segundo debate el proyecto, pero
´modificó al extremo los artículos significativos que lo fundamentaban´, entre ellos,
el de etiquetado, contó a El Tiempo
Carolina Piñeros, directora ejecutiva de Red de Paz, una de las organizaciones
detrás de la iniciativa.
Este último punto era la ´columna
vertebral´ de la ley, la cual también pretendía regular la publicidad de alimentos
no saludables dirigidos a los más pequeños. Un estudio realizado el año pasado
por la U. Javeriana y la de Carolina del Norte, USA, evidenció que los niños
son los principales destinatarios de los contenidos publicitarios de productos
de consumo masivo, con una exposición que duplica la de los adultos.
En cuanto al etiquetado, la idea
era reproducir el modelo vigente en Chile desde hace dos años, donde todos los
alimentos industrializados van acompañados en su parte frontal de sellos
octogonales negros en los que se advierte de forma explícita sobre su alto
contenido en sal, azúcares y grasas saturadas.
Actualmente en Colombia se emplea
el etiquetado GDA, que solo incluye en el envase el porcentaje en el que están
presentes los nutrientes que configuran el producto. Según una encuesta del
2018 realizada por RedPaPaz y Vital Strategies sobre una muestra de 1175
adultos entre los 18 y los 60 años, el 70 % de ellos indicaron que no entienden
las etiquetas de los alimentos. El 87% dijo, además, que estos distintivos no
permiten identificar si el producto es bueno o no para la salud.
Desde las cámaras de la Industria
de alimentos y de la Industria de bebidas de la Andi afirman a este diario que
están a favor de que los consumidores reciban información clara, veraz y
suficiente para tomar decisiones de consumo. No obstante, indican, ´no parece
adecuado que sea una ley que defina de forma inamovible cómo se debe dar esa
información´, y añaden que él proyecto contiene varias aseveraciones que no son
respaldadas con fundamentos científicos ni responden a las prácticas
regulatorias para alimentos y bebidas de la OMS´.
La realidad, dicen los expertos,
es que en el país todavía no existe una política pública sólida de prevención
de la obesidad.
Esta falta de normatividad incide
directamente en el aumento de casos de la obesidad en los últimos años.
Cualquier modelo de prevención de
las enfermedades asociadas con la obesidad es positivo. Sin embargo, éstas
iniciativas deben ir acompañadas de pedagogía. ¨Si no se educa a la gente para
entender los riesgos que conllevan ciertos alimentos para la salud, no sirve de
nada. Sería suficiente con el sistema de etiquetado que tenemos actualmente si la
población supiera leerlo. Pero no es así, y es un problema que empieza en los
colegios y en las malas decisiones que toman las familias respecto a la
alimentación de sus hijos¨.
Para contrarrestar esto, la alimentación debe regularse y balancearse, de tal manera que la familia se alimente con proteina, carbohidratos, verduras, ensaladas y jugos naturales, de tal manera que mejore en su condición física y el sobrepeso no sea una pesadilla.
También hay vitaminas y nutrientes que ayudan a mantener el cuerpo sano y bien nutrido; un ejemplo de esto pueden ser los productos Omnilife, el cual constituyen un sustituto a estas falencias que se han venido presentando en la población mundial con estas costumbres nefastas.
Tomado
parcialmente de El Tiempo del domingo 24 de junio de 2018
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